martes, 2 de febrero de 2016

El arte de la vida líquida

"La aceptación de la desorientación, la inmunidad al vértigo, la adaptación al mareo, la tolerancia de la ausencia de itinerario y de dirección y de lo indeterminado de la duración del viaje..." (Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Humanidades 2010)

Buenos días amig@s, y bienvenidos a un nuevo post sinfónico de Culture&Biz. Estas pasadas Navidades, vagando por entre las estanterías de +Bernat, atrajo mi atención el libro de Zygmunt Bauman Vida líquida. Desde que se lo oí por primera vez a Edita Olaizola, en su caso hablando de los itinerarios profesionales líquidos, el concepto de 'liquidez' -por contraposición a un pasado no tan lejano en lo que todo parecía sólido y previsible- me pareció muy afortunado para explicar los tiempos que nos está tocando transitar.


Vida líquida, de Z. Bauman

"La vida líquida es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante, una sucesión de nuevos comienzos donde son precisamente los constantes finales los momentos de mayor desafío", nos dice el autor en la introducción de la obra. El concepto clave aquí es la velocidad: "la velocidad y no la duración es lo que importa: si nos movemos con la suficiente rapidez, podemos seguir apiñando aún más vidas en el espacio temporal de una vida normal...". Una vida 'normal' que según él es individualista y también devoradora, donde todo y todos devenimos objetos de consumo.


Zygmunt Bauman

Frente a esta realidad acuciante, una realidad con "multitud de significados y una irremediable escasez de verdades absolutas, como nos enseñó el propio Cervantes" -para Bauman, el padre fundador de las Humanidades a través de su Quijote-, donde el 'miedo' y la 'inseguridad' son un "factor central de las ansias consumistas", el sociólogo polaco atisba tres posibles caminos liberadores: la cultura -que como tal aspira a trascender el impacto limitador de la actualidad-, una educación y aprendizaje continuos que deben extenderse toda la vida y un Estado -ámbito público- que debe recuperar el poder de iluminación que formaba parte de su naturaleza original.
"Los problemas de nuestros días tienen raíces planetarias (...) la única forma de hallar soluciones duraderas y eficaces (...) es mediante el desarrollo de una política recuperada frente a los mercados globalizados" (Z. Bauman)

No parece ése ciertamente el estado actual de las cosas, ni a nivel español ni europeo. En un día a día dominado por la "batalla entre el deseo de libertad y la necesidad de seguridad", Bauman advierte que "las guerras de identidad sean, muy probablemente, imposibles de ganar: la 'causa' de la identidad continuará siendo el instrumento empleado en ellas aun cuando se la disfrace de 'objetivo' de las mismas..." Amén.

En una reciente intervención junto al filósofo español Javier Gomá en el Foro de la Cultura celebrado en Burgos, Bauman volvía a reivindicar la política -la habilidad de decidir qué cosas deben hacerse- a nivel global para solucionar incluso los problemas locales, al tiempo que arremetía contra la dominación de las redes sociales -ese 'activismo de sofá'-: "(en las redes) la gente se siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de individualización (...) pero mucha gente las usa para encerrarse en sus zonas de confort".


Javier Gomá

Y hablando de Javier Gomá, os recomendamos vivamente una larga entrevista que concedió a Lecturas sumergidas hace un par de años, con motivo de la aparición de su libro Razón: portería, en la que puede leerse su particular consejo para navegantes en tiempos de turbulencias líquidas:
"El hombre ha de buscar no tanto la enfática felicidad sino, con más llaneza, ese momento propicio que los griegos llamaron 'kairós' y que podría traducirse libremente como su 'enhorabuena' (...) disfrutando de cada etapa concreta (de la vida) desarrollando sus potencialidades y plenitudes (para llegar) al final del recorrido como los antiguos patriarcas, colmado de años (...) y sin grandes deudas con la vida" (J. Gomá)

Hasta la próxima entrada amig@s, os dejamos con un homenaje al gran camaleón del rock, el verdadero inventor del concepto de liquidez en la música popular ("decantaba unos tiempos líquidos en su botella de esencias...", mucho mejor expresado por David Trueba), el delgado duque blanco, eterno David Bowie. Descanse en rock. Finally you can trace time...







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